HISTORIA DEL CALCULO
El Cálculo constituye una de las grandes
conquistas intelectuales de la humanidad. Una vez construido la historia de la
matemática ya no fue igual: la geometría, el álgebra y la aritmética, la
trigonometría, se colocaron en una nueva perspectiva teórica. Detrás de
cualquier invento, descubrimiento o nueva teoría, existe, indudablemente, la
evolución de ideas que hacen posible su nacimiento. Es muy interesante prestar
atención en el bagaje de conocimientos que se acumula, desarrolla y evoluciona
a través de los años para dar lugar, en algún momento en particular y a través
de alguna persona en especial, al nacimiento de una nueva idea, de una nueva
teoría, que seguramente se va a convertir en un descubrimiento importante para
el estado actual de la ciencia y, por lo tanto merece el reconocimiento.

El
Cálculo cristaliza conceptos y métodos que la humanidad estuvo tratando de
dominar por más de veinte siglos. Una larga lista de personas trabajaron con
los métodos "infinitesimales" pero hubo que esperar hasta el siglo
XVII para tener la madurez social, científica y matemática que permitiría
construir el Cálculo que utilizamos en nuestros días.
Sus aplicaciones son difíciles de
cuantificar porque toda la matemática moderna, de una u otra forma, ha recibido
su influencia; y las diferentes partes del andamiaje matemático interactúan
constantemente con las ciencias naturales y la tecnología moderna.
Newton y Leibniz son considerados los
inventores del cálculo pero representan un eslabón en una larga cadena iniciada
muchos siglos antes. Fueron ellos quienes dieron a los procedimientos
infinitesimales de sus antecesores inmediatos, Barrow y Fermat, la
unidad algorítmica y la precisión necesaria como método novedoso y de
generalidad suficiente para su desarrollo posterior. Estos desarrollos
estuvieron elaborados a partir de visiones de hombres como Torricelli,
Cavalieri, y Galileo; o Kepler, Valerio, y Stevin. Los alcances de las
operaciones iniciales con infinitesimales que estos hombres lograron, fueron
también resultado directo de las contribuciones de Oresme, Arquímedes y Eudoxo.
Finalmente el trabajo de estos últimos estuvo inspirado por problemas
matemáticos y filosóficos sugeridos por Aristóteles, Platón, Tales de Mileto,
Zenón y Pitágoras. Para tener la perspectiva científica e histórica apropiada,
debe reconocerse que una de las contribuciones previas decisivas fue la
Geometría Analítica desarrollada independientemente por Descartes y Fermat.


Sin la contribución de éstos y de muchos
otros hombres más, el cálculo de Newton y Leibiniz seguramente
no existiría. Su construcción fue parte importante de la revolución científica
que vivió la Europa del siglo XVII. Los nuevos métodos enfatizaron la
experiencia empírica y la descripción matemática de nuestra relación con la
realidad. La revolución científica supuso una ruptura con las formas de pensar,
estudiar y vincularse con la naturaleza que dominaron casi absolutamente en
Europa entre los siglos V y XV. Esta ruptura y salto en la historia del
conocimiento estuvieron precedidos por las importantes transformaciones que se
vivieron durante los siglos XV y XVI con el Renacimiento y la Reforma
Protestante. El Cálculo Diferencial e Integral están en el corazón del tipo de
conocimiento, cultura y de sociedad de la que, esencialmente, somos parte.
El extraordinario avance registrado por
la matemática, la física y la técnica durante los siglos XVIII, XIX y XX, se lo
debemos al Cálculo infinitesimal y por eso se puede considerar como una de las
joyas de la creación intelectual de la que el hombre puede sentirse orgulloso.
En sus comienzos el cálculo fue
desarrollado para estudiar cuatro problemas científicos y matemáticos:
Encontrar la tangente a una curva en un
punto.
Encontrar el valor máximo o mínimo de una
cantidad.
Encontrar la longitud de una curva, el
área de una región y el volumen de un sólido.
Dada una fórmula de la distancia recorrida
por un cuerpo en cualquier tiempo conocido, encontrar la velocidad y la
aceleración del cuerpo en cualquier instante. Recíprocamente, dada una fórmula
en la que se especifique la aceleración o la velocidad en cualquier instante,
encontrar la distancia recorrida por el cuerpo en un período de tiempo
conocido.
En parte estos problemas fueron
analizados por las mentes más brillantes de este siglo, concluyendo en la obra
cumbre del filósofo-matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz y el
físico-matemático inglés Issac Newton: la creación del cálculo. Se sabe que los
dos trabajaron en forma casi simultánea pero sus enfoques son diferentes. Los
trabajos de Newton están motivados por sus propias investigaciones físicas (de
allí que tratara a las variables como "cantidades que fluyen")
mientras que Leibniz conserva un carácter más geométrico y, diferenciándose de
su colega, trata a la derivada como un cociente incremental, y no como una
velocidad. Leibniz no habla de derivada sino de incrementos infinitamente pequeños,
a los que llama diferenciales. Un incremento de x infinitamente pequeño se
llama diferencial de x, y se anota dx. Lo mismo ocurre para y (con notación
dy). Lo que Newton llamó fluxión, para Leibniz fue un cociente de diferenciales
(dy/dx). No resulta difícil imaginar que, al no poseer en esos tiempos un
concepto claro de límite y ni siquiera de función, los fundamentos de su
cálculo infinitesimal son poco rigurosos. Se puede decir que el cálculo de
fluxiones de Newton se basa en algunas demostraciones algebraicas poco
convincentes, y las diferenciales de Leibniz se presentan como entidades
extrañas que, aunque se definen, no se comportan como incrementos. Esta falta
de rigor, muy alejada del carácter perfeccionista de la época griega, fue muy
usual en la época post-renacentista y duramente criticada. Dos siglos pasaron
hasta que las desprolijidades en los fundamentos del cálculo infinitesimal se
solucionaron, y hoy aquel cálculo, potencialmente enriquecido, se muestra como
uno de los más profundos hallazgos del razonamiento humano.
Resulta muy interesante la larga y
lamentable polémica desatada a raíz de la prioridad en el descubrimiento. Al
principio la disputa se realizó en el marco de la cortesía pero al cabo de tres
décadas comenzó a ser ofensiva hasta que en el siglo XVIII se convirtieron en
mutuas acusaciones de plagio. La polémica se tornó cada vez mayor y finalmente
se convirtió en una rivalidad entre los matemáticos británicos y los
continentales.
La discusión siguió hasta mucho después
de la muerte de los dos grandes protagonistas y, afortunadamente, hoy ha
perdido interés y la posteridad ha distribuido equitativamente las glorias. Hoy
está claro que ambos descubrieron este cálculo en forma independiente y casi
simultánea entre 1670 y 1677, aunque fueron publicados unos cuantos años más
tarde.
La difusión de las nuevas ideas fue muy
lenta y al principio sus aplicaciones escasas. Los nuevos métodos tuvieron cada
vez más éxito y permitieron resolver con facilidad muchos problemas. Los nuevos
logros fueron sometidos a severas críticas, la justificación y las
explicaciones lógicas y rigurosas de los procedimientos empleados no se dieron
hasta avanzado el siglo XIX, cuando aparecieron otros matemáticos, más
preocupados por la presentación final de los métodos que por su utilización en
la resolución de problemas concretos.
Durante buena parte del siglo los
discípulos de Newton y Leibiniz se basaron
en sus trabajos para resolver diversos problemas de física, astronomía e
ingeniería, lo que les permitió, al mismo tiempo, crear campos nuevos dentro de
las matemáticas. Así, los hermanos Bernoulli inventaron el cálculo de
variaciones y el matemático francés Monge la geometría descriptiva. Lagrange,
también francés, dio un tratamiento completamente analítico de la mecánica,
realizó contribuciones al estudio de las ecuaciones diferenciales y la teoría
de números, y desarrolló la teoría de grupos. Su contemporáneo Laplace escribió Teoría
analítica de las probabilidades (1812) y el clásico Mecánica celeste (1799-1825),
que le valió el sobrenombre de "el Newton francés".
Sin embargo el gran matemático del siglo
fue el suizo Euler, quien aportó ideas fundamentales sobre el cálculo y otras
ramas de las matemáticas y sus aplicaciones. Euler escribió textos sobre
cálculo, mecánica y álgebra que se convirtieron en modelos a seguir para otros
autores interesados en estas disciplinas. El éxito de Euler y de otros
matemáticos para resolver problemas tanto matemáticos como físicos utilizando
el cálculo sólo sirvió para acentuar la falta de un desarrollo adecuado y
justificado de las ideas básicas del cálculo. La teoría de Newton se basó en la
cinemática y las velocidades, la de Leibniz en los infinitésimos, y el
tratamiento de Lagrange era completamente algebraico y basado en el concepto de
las series infinitas. Todos estos sistemas eran inadecuados en comparación con
el modelo lógico de la geometría griega, y este problema no fue resuelto hasta
el siglo posterior.
A los matemáticos de fines del siglo el
horizonte matemático les parecía obstruido. Se había llegado al estudio de
cuestiones muy complicadas a las que nos se les conocía o veía un alcance
claro. Los sabios sentían la necesidad de estudiar conceptos nuevos y hallar
nuevos procedimientos.
Un problema importante fue definir el
significado de la palabra función. Euler, Lagrange y el matemático francés
Fourier aportaron soluciones, pero fue el matemático alemán Dirichlet quien
propuso su definición en los términos actuales. En 1821, un matemático francés,
Cauchy, consiguió un enfoque lógico y apropiado del cálculo y se dedicó a dar
una definición precisa de "función continua". Basó su visión del
cálculo sólo en cantidades finitas y el concepto de límite. Esta solución
planteó un nuevo problema, el de la definición lógica de número real. Aunque la
definición de cálculo de Cauchy estaba basada en este concepto, no fue él sino
el matemático alemán Dedekind quien encontró una definición adecuada para los
números reales. Los matemáticos alemanes Cantor y Weierstrass también dieron
otras definiciones casi al mismo tiempo.
Además de fortalecer los fundamentos del
análisis, nombre dado a partir de entonces a las técnicas del cálculo, se
llevaron a cabo importantes avances en esta materia. Gauss, uno de los más
importantes matemáticos de la historia, dio una explicación adecuada del
concepto de número complejo; estos números formaron un nuevo y completo campo
del análisis, desarrollado en los trabajos de Cauchy, Weierstrass y el
matemático alemán Riemann. Otro importante avance fue el estudio de las sumas
infinitas de expresiones con funciones trigonométricas, herramientas muy útiles
tanto en las matemáticas puras como en las aplicadas, hecho por Fourier. Cantor
estudió los conjuntos infinitos y una aritmética de números infinitos. La
teoría de Cantor fue considerada demasiado abstracta y criticada. Encontramos
aquí un espíritu crítico en la elaboración de estas nociones tan ricas. Esto
constituye un punto de vista muy diferente del que animaba a los matemáticos
del siglo anterior. Ya no se trata de construir expresiones ni forjar nuevos
métodos de cálculo, sino de analizar conceptos considerados hasta entonces
intuitivos.
Gauss desarrolló la geometría no
euclideana pero tuvo miedo de la controversia que pudiera causar su
publicación. También en este siglo se pasa del estudio simple de los polinomios
al estudio de la estructura de sistemas algebraicos.
Los fundamentos de la matemática fueron
completamente transformados durante el siglo XIX, sobre todo por el matemático
inglés Boole en su libro Investigación sobre las leyes del pensamiento (1854).
Es importante el aporte realizado por
Lebesgue referido a la integración y a la teoría de la medida y las
modificaciones y generalizaciones realizadas por matemáticos que lo sucedieron.
En la Conferencia Internacional de
Matemáticos que tuvo lugar en París en 1900, el matemático alemán David
Hilbert, quien contribuyó de forma sustancial en casi todas las ramas de la
matemática retomó veintitrés problemas matemáticos que él creía podrían ser las
metas de la investigación matemática del siglo que recién comenzaba. Estos
problemas fueron el estímulo de una gran parte de los trabajos matemáticos del
siglo.
El avance originado por la invención del
ordenador o computadora digital programable dio un gran impulso a ciertas ramas
de la matemática, como el análisis numérico y las matemáticas finitas, y generó
nuevas áreas de investigación matemática como el estudio de los algoritmos. Se
convirtió en una poderosa herramienta en campos tan diversos como la teoría de
números, las ecuaciones diferenciales y el álgebra abstracta. Además, el
ordenador permitió encontrar la solución a varios problemas matemáticos que no
se habían podido resolver anteriormente.
El conocimiento matemático del mundo
moderno está avanzando más rápido que nunca. Teorías que eran completamente
distintas se han reunido para formar teorías más completas y abstractas. Aunque
la mayoría de los problemas más importantes han sido resueltos, otros siguen
sin solución. Al mismo tiempo aparecen nuevos y estimulantes problemas y aún la
matemática más abstractas encuentra aplicación.

existen muchos elementos que en la
construcción son desechados, reformulados o agregados. Las concepciones
filosóficas sobre la realidad, el papel de la ciencia, y en especial las
concepciones sobre las características que debe reunir el conocimiento
matemático para ser considerado como conocimiento científico, determinaron los
enfoques realizados en cada época. El impacto que tuvieron los personajes y las
contribuciones consignadas en la historia difícilmente puede ser comprendida
cabalmente si estas consideraciones no se toman en cuenta.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarexelente trabajo
ResponderEliminarmuy buena argumentacion
ResponderEliminar